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miércoles, 25 de noviembre de 2009

Solicitan 18 años de cárcel por el atropello mortal a un agente de Tráfico tras huir de un control


Los agentes practicaban un control rutinario en una autovía de acceso a León cuando observaron cómo un vehículo hacía caso omiso a las señales de los agentes y iniciaba una huida que se prolongó durante cerca de una hora y que en el camino acabó con la vida de uno de los agentes que intentó detener el vehículo. Los hechos, ocurridos el 11 de julio del 2007, se juzgaron ayer en la Audiencia Provincial de Zamora, donde se dieron cita más de una veintena de testigos y los forenses, que en la vista oral reconocieron que el acusado podía haber sufrido un brote psicótico.
Este hecho hizo que el fiscal modificara sus conclusiones para introducir la posibilidad de que el acusado, P.A.F., que entonces tenía 25 años y es natural de Palencia, podía haber tenido alterada su capacidad por el trastorno psiquiátrico. Pese a ello, el Ministerio Público solicitó para el acusado una pena de 12 años de prisión por un presunto delito de homicidio, cuatro por atentado a la autoridad y dos años de prisión por conducción temeraria. De forma alternativa pidió rebajar la condena en dos años por cada uno de los dos primeros delitos y en uno por el tercero si se consideraba la atenuante de trastorno psicótico, y reducir a seis meses de cárcel el delito de conducción temeraria si se entendía que no había puesto en riesgo la vida de otros conductores. En total, el fiscal jefe, Rafael de Vega, solicitó penas que sumaban entre 18 y 12 años y medio de cárcel.
La acusación particular pidió 34 años de cárcel por un presunto delito de asesinato (18 años), otro de resistencia a la autoridad (2 años), dos de tentativa de homicidio (5 años cada una) y uno de conducción temeraria (4 años), mientras que la defensa reclamó la libre absolución al apreciar que la patología psiquiátrica era una eximente completa. El acusado, que hacía dos días que había perdido su trabajo, se saltó un control de la Guardia Civil instalado en la autovía A-231 en Mansilla de las Mulas (León), donde, según la acusación, estuvo a punto de atropellar a un agente.
A partir de entonces se inició una persecución policial que tuvo el fatal desenlace en la autovía A-66 cerca de Benavente, donde atropelló a un agente y causó su muerte que, según los forenses, fue «muy violenta, estaba literalmente descuartizado».
El suceso se produjo cuando el acusado presuntamente giró de forma brusca el volante para embestir con su vehículo al agente que circulaba en la moto por el arcén y le hacía señales con la mano para que parara, según ratificaron los testigos en el juicio. Posteriormente, el joven palentino huyó por la autovía A-52 hasta que fue detenido a la altura de Puebla de Sanabria después de que, según los agentes que declararon como testigos, volviera a intentar atropellar a otros guardias civiles y fuera necesario que los agentes realizaran disparos intimidatorios y a las ruedas del vehículo para que se detuviera y saliera del coche.
En sus conclusiones, la acusación particular, que representa a la viuda de la víctima y a la Asociación Unificada de la Guardia Civil, planteó la posibilidad de que el acusado hubiera simulado el supuesto brote psicótico con la intención de salir indemne y tipificó el atropello como asesinato ya que hubo alevosía «al no tener la víctima posibilidad de defensa». El abogado defensor ofreció una versión contraria aunque admitió, como alternativa a la libre absolución, que se condenara al reo a una pena de nueve meses de prisión por homicidio imprudente y resistencia a la autoridad, en ambos casos con la eximente incompleta de trastorno psicótico.
El acusado, que al finalizar el juicio quiso aclarar que estaba arrepentido de los hechos aunque no lo había dicho de viva voz y que no había consumido cocaína como manifestó uno de los forenses, aseguró en su declaración que conducía recto cuando notó el impacto con la moto de Tráfico, a mitad de camino de su frenética carrera de 150 kilómetros con la policía siguiéndole.
En cambio, todos los agentes que declararon y un testigo que conducía otro vehículo, coincidieron en que el acusado condujo de forma temeraria, con velocidades que alcanzaron los 170 kilómetros, y que había girado el volante de forma brusca cuando el agente fallecido le hacía señales para que parara, lo que provocó el atropello mortal. Además del acusado, en el coche iba su novia, que le mandó parar en reiteradas ocasiones sin que le hiciera caso, según declaró la joven.











http://www.nortecastilla.es/20091125/zamora/solicitan-anos-carcel-atropello-20091125.html

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